FANTASMAS

Los fantasmas no son siempre blanquecinos. Ni exclusivos de la noche.

Los peores son los que tuvieron huesos de palabra.

Preparo capa, espada, conjuros.

Los veo. Son los de siempre con otra máscara.

No se explica el terror de lo que ya se vio mil veces.

Es que solamente sé enfrentarlos con pedazos de luna. Luna somnolienta. Tragos de luna para dormir sin soñar.

Gotas de luna que desconectan el alma de la razón, y de los sentidos.

Por cortesía deberían irse. Ya nos conocemos, ya nos odiamos, ya nos besamos.

Por compasión, deberían molestar a otros. Perderse, olvidarse de mi olor y mis direcciones.

Pero para que me suelten , tengo que dejarme ir. Y me retiene la humedad ajena. Todo va a pudrírseles adentro.

 Me quedo por ustedes. Y a veces por mí.

Tengo planes, pero los fantasmas pueden ser muy convincentes.