PAREDES
- Kitana Wins
- 12 feb 2019
- 1 Min. de lectura

Micaela.
El miedo. El miedo cuando saludo a mi amiga a dos cuadras de mi casa y es de noche y tengo que seguir sola.
Maira.
El llanto. El llanto que ya no sé si es más de miedo, de cansancio, de dolor en los nudillos de tanto apretar las llaves de mi casa esas dos cuadras de noche.
Lola.
El aire que me falta. Me falta el aire y ya no sé si es miedo, llanto o la rabia. La rabia porque ésta calle debería ser mía también, no debería sentirme una gacela entrando a tierras de hienas.
María Florencia.
El dolor. El dolor de llegar y ver que otra hermana falta de su casa. El dolor de ver como nos ningunean, nos ponen trabas, se nos ríen. Como si nuestro grito no fuera solo por seguir vivas. Libres.
El miedo, el llanto, la rabia, el cansancio, la falta de aire, el dolor y el pánico. El pánico a no tener a mis mujeres cerca. El pánico a no tenerme a mí con ellas.
Me ahogo en todo eso. Me ahogo y te grito que me ayudes. Pero a vos. A vos te importa más el largo de mi pollera, si tengo partido político, si soy negra o rubia, si soy virgen o puta. Yo me ahogo y te grito y te imploro. Pero vos te das vuelta y mirás a la pared. Que está pintada. Pero viva.
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