UNBURNED

Unburned

Ayer escuché otra vez esa palabra.

Los que nunca fueron quemados.

Untouched.

Y pienso, ¡que dichosos! No conocen el dolor del fuego en la carne.

No conocen el pinchazo en el pecho.

No conocen la sensación de dos manos invisibles cerrándote la garganta.

Sus lágrimas son, a lo sumo, por algún amor de novela que no lo fue.

No los juzgo, los envidio.

Por momento tener la piel de papel manteca me pareció bien, todo se sentía el doble, las caricias y los golpes.

Pero hoy, amigo, hoy no.

Hoy desearía ser una unburned, intocable, con la piel de un rinoceronte, con el corazón duro y seco como una nuez vieja.

No es para que me reten.

Son años pasados en las llamas que no son poéticas, son de verdad. Ya nada es metáfora.

Te conté que mi piel no es virgen, que estoy entre los quebrantados.

Hiciste una sola pregunta y te agradezco, pero sentía en tu respiración muchas más.

No sé si fue cortesía, miedo o desinterés.

Hace un par de días que me cuesta descifrarlo.

Estaré perdiendo.

No me quejo.

Si la paz es una meseta, bienvenida.

Estoy harta de escalar montañas con granizo.